Era Digital Tecnología
la nueva era tecnológica

Brecha digital en la nueva era tecnológica

Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, sobre la nueva era tecnológica, publicado en La Región en la edición del domingo 1 de abril de 2018.

El acceso a las nuevas tecnologías siempre ha sido de alguna forma traumático para ciertos segmentos de la población. En mi opinión, existen siete razones por las cuales se puede producir una brecha digital por el uso de las Tecnologías de la Información (TI): geográficas, sociales, culturales, económicas, étnicas, de género y edad.

Si analizamos esas causas en detalle, las razones geográficas tienen que ver con las zonas periféricas que quedan fuera de los planes de los operadores de telecomunicaciones para el desarrollo de redes de alta velocidad de acceso a internet, como es el caso de la fibra y el 5G; las razones sociales se vinculan con el acceso más limitado a las nuevas tecnologías de las clases más desfavorecidas; las razones culturales relacionan el uso de internet y el nivel de formación de la población; las razones económicas se explican por el alto coste de los operadores para el acceso a internet; las razones étnicas están conectadas directamente con las causas sociales, culturales y económicas para explicar un menor acceso en función de la etnia de las personas; las razones de género también muestran una relación entre el género y el uso de las nuevas tecnologías; y las razones de edad dejan patente la resistencia de una parte de las personas mayores a los cambios y al desarrollo tecnológico.

Autismo tecnológico.

Es interesante, y debería ser objeto de estudio, la gran penetración de las TI en América Latina, muy superior en algunos casos a muchos países de Europa. Pero al margen de las estadísticas, que en algunos casos son elocuentes, me quiero centrar en el gran problema que se va a producir en los próximos años.

Inevitablemente, y mucho más en nuestra tierra, existen personas que por diversos motivos muestran un rechazo casi genético a las nuevas tecnologías. No es un problema de los millennials o de la generación de nativos digitales. Estamos hablando de las personas que han nacido entre los años 50, 60 y 70, algunos ya jubilados y otros en vías de serlo, que en algunos casos no se han incorporado al mundo digital.

Esas personas, en mi opinión, corren el riesgo de verse inmersas en un estado de soledad e incomprensión. Mientras la mayoría de la población utiliza las redes sociales, los sistemas de notificaciones push (Whatsapp, por ejemplo), el correo electrónico, la videoconferencia y todo lo que va a venir, otros viven su vida como antaño, nostálgicos, sin darse cuenta de que estamos en el siglo XXI y que simplemente el mundo ha cambiado.

Las perspectivas son preocupantes desde el punto de vista que estamos tratando, ya que según un informe de este mismo mes del Instituto Galego de Estatística (IGE), los gallegos hemos incrementado más de tres años nuestra esperanza de vida en los últimos 18 años.

Este autismo tecnológico seguramente contribuirá a la aparición de una especie de proscritos tecnológicos, que vagaran por pueblos y ciudades, incomprendidos, nostálgicos y con la clásica apología de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Calidad de vida.

Ni mejores ni peores, simplemente estamos viviendo tiempos distintos que nos obligan a evolucionar hacia un cambio que parece imparable. Lo que para los jóvenes de hoy en día es algo inherente a su vida, donde en las escuelas desde muy pequeños se les enseña con pantallas táctiles, cañones de proyección, ordenadores portátiles, tabletas, smartphones…, en el caso de las personas mayores les obliga a hacer grandes esfuerzos. Pero es una adaptación absolutamente posible.

Todos conocemos a personas octogenarias que se han adaptado al uso de ordenadores, tabletas y, sobre todo, teléfonos móviles. Y lo han hecho por una única razón, y es que les aportan calidad de vida. Les permiten comunicarse con los suyos de forma instantánea sin molestar y hacer videoconferencias rápidas y sencillas con hijos, nietos y demás familia.

Debemos recordar la resistencia que en los años 90 existía por parte de la población mayor al uso del teléfono móvil, con algunas frases memorables: “Yo para qué quiero un teléfono móvil, el que me quiera localizar, que me llame a casa”. Muchas de las personas que decían eso, hoy son fervientes usuarios del móvil, simplemente porque les aporta un valor importantísimo en la sociedad de hoy.

Como decía hace miles de años una persona muy sabia: “Si quieres conocer el pasado, entonces mira tu presente, que es el resultado. Si quieres conocer tu futuro, mira tu presente, que es la causa”.