En esta serie de artículos vamos a analizar las empresas que no supieron adaptarse, a quienes no gestionaron sus negocios correctamente, las casas que de una forma u otra fracasaron y quedaron relegadas a un segundo plano.
Unos tienen que fracasar primero para que otros puedan triunfar después. La empresa online Boo.com puso la primera piedra en el sector del comercio electrónico y fracasó. Amazon lo intentó unos años después y salió triunfante.
No pretendo desde esta atalaya sentar cátedra alguna sobre la psicopatía en la empresa. Lo que sí intento, únicamente con ansias docentes y decentes, es paliar o mitigar este tipo de comportamientos.
El éxito no es sólo casualidad o trabajo sino también saber estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Hablamos del ‘plot twist’ de las empresas o «giro de guión».
La transformación digital no es una opción, es una obligación. Debemos luchar encarecidamente contra la resistencia al cambio, lo contrario supone una condena de las empresas a la muerte.
Es un sociópata al que lo único que le motiva es el dinero y el poder, no necesariamente por este orden, aunque generalmente en la mayoría de los casos, uno es consecuencia del otro.
Los que hemos cometido errores en nuestra vida, no sólo en el aspecto personal, sino especialmente en la faceta empresarial, teníamos dos opciones: recuperarnos o morir.
El binomio familia y negocio puede desembocar en resultados letales; casi exactamente lo mismo ocurre con los amigos.
El signo de los seres vivos, eso de nacer, crecer, reproducirse y morir, podría aplicarse perfectamente al mundo de la empresa. La primera fase y la última desde luego que se producen siempre, aunque la primera, en mi opinión, no de manera suficiente.
Vamos a por el último mandamiento emprendedor que tiene mucho que ver con nuestra capacidad de resiliencia, y que será lo que defina la delgada línea roja entre el éxito y el fracaso.