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dejate de política y dedícate a tu empresa

Déjate de política y dedícate a tu empresa

Artículo original de José Antonio Ferreira, «Dedícate a tu empresa», publicado en El Progreso el viernes 3 de enero de 2019.

Corrían los años de principios del siglo XXI y en el año 2004, el 14 de marzo, justo dos días después del desgraciado atentado terrorista en la estación de tren de Madrid que se produjo el 11 de marzo, llegaba al poder José Luis Rodríguez Zapatero.

Zapatero recogió el testigo de la presidencia en plena ebullición de la economía y en poco más de siete años el país se abría en una crisis con una virulencia que jamás habíamos visto en la historia de la democracia.

Sin entrar en demasiados detalles, ya que el análisis político de los hechos no es el objeto de este artículo, muchos ya intuíamos que las perspectivas no eran nada halagüeñas. Algo que, por desgracia, se demostró, llevándonos hacia una fratricida crisis que duró diez años.

Como todos sabemos, el capital es lo más cobarde que hay y el que lo tiene, al menor ruido de sables económicos procede a ponerlo a buen recaudo, y más hoy en día que tenemos la posibilidad de cambiar de país nuestros fondos a golpe de un clic.

Como se puede entender perfectamente y después de haber visto a aquel presidente dar bandazos keynesianos en la política económica de nuestro país pariendo planes de incentivación de la maltrecha economía al más puro estilo kamikaze, aquella mañana del 21 de noviembre de 2011 con la resaca del día anterior y a la vista de los acontecimientos, mi talante era más bien abatido, cabizbajo y meditabundo.

Sentado en la mesa del desayuno de cada día, rodeado de empresarios, uno de ellos, quizá el más importante de todos, me preguntó por qué estaba tan callado esa mañana, a lo que respondí que mi preocupación era fruto de la situación política económica que se nos avecinaba, a lo que respondió: «Mira Ferreira, déjate de política y dedícate a tu empresa».

Ya hace más de ocho años de aquel día, pero las palabras de aquel empresario que gobernaba una compañía de miles de millones de facturación y con miles de trabajadores, me sirvieron como un bálsamo reconfortante e hizo que su opinión sin duda cargada de auctoritas consiguiera el objetivo que él me propusiera.

En estos momentos políticos económicos absolutamente surrealistas, turbulentos, inexplicables, incomprensibles… y podría seguir adjetivando diez líneas más, la posición del empresario debería en mi opinión centrarse en su actividad como tal, poniéndose a trabajar en pensar, medir, optimizar, recortar, escatimar, extraer…

Las personas no llegan al éxito por generación espontánea, su trayectoria es fruto de los golpes que da la experiencia empresarial, que no son más que consecuencia de los aciertos, pero también de los errores, de ganar, pero también de perder.

Parafraseando al viejo empresario y con su seguro permiso, permitidme que nos diga:

«Dejémonos de política y dediquemos a nuestras empresas».