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Empresario psicópata.

Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, «Empresario psicópata«, publicado el 8 de marzo de 2021 en Economía Digital.

El empresario psicópata es una persona muy egoísta y ególatra. Su sed de poder no tiene límites, y ante esto, es capaz de hacer casi cualquier cosa.

No tengo ninguna formación sobre psicología y los conocimientos que pudiera tener en esta área no van más allá de lo atesorado en mi más de medio siglo de vida. Todo el mundo sabe, y si no lo sabe se lo garantizo, que ser empresario no es nada fácil. Entre otras capacidades que debe atesorar un empresario está la de relativizar el tiempo que le dedica a su actividad. Renunciar a los horarios, a las vacaciones, a los fines de semana, con o sin puente, es la tónica habitual en la vida del empresario de cualquier tamaño y pelaje.

Después de la criba natural que se produce, ya que todos también sabemos que menos del 40% de las empresas sobreviven a sus primeros cinco años de existencia, empieza una nueva época donde el empresario tendrá que tomar una decisión importante en su vida. Esta decisión no es fácil, ya que tendrá que balancear su ansia de emprendimiento con el deseo natural de vivir la vida, y donde el factor familiar se manifiesta algo decisivo. Es decir, tendrá que decidir si contempla la empresa como un medio de vida o, por el contrario, usa su vida para desarrollar su empresa.

La decisión tomada no tiene que ser categórica, o como siempre digo, una decisión digital. Uno o cero, sí o no, blanco o negro. Generalmente, el resultado de este ejercicio decisivo acaba en un porcentaje hacia un lado o hacia el otro. Vamos a centrarnos en este artículo en los empresarios que han optado por vivir para la empresa en un noventa por ciento o más.

Están sembradas las redes sociales, los periódicos y las televisiones de biografías, más o menos veraces, de empresarios de éxito ensalzando sus virtudes y vilipendiando sus defectos, opiniones seguramente sesgadas por el desconocimiento o atendiendo a unos u otros intereses. El caso que nos ocupa en este artículo está fundado exclusivamente en mis experiencias personales con empresarios de éxito a través de las distintas fases a lo largo y ancho de sus vidas.

Todos sabemos que la psicopatía, dicho así de manera coloquial y en este contexto, es la incapacidad de sentir el daño ajeno. Es la ausencia manifiesta de empatía. Analizando un poco a la persona, estoy convencido de que existen factores y vivencias que desde su infancia motivaron ese comportamiento: haber nacido y vivido en el seno de una familia humilde, la carencia de cosas y el agravio comparativo con sus compañeros de clase o de juegos. También pudo haber ocurrido en sus primeros pasos laborales o como pequeño empresario.

En estados muy avanzados de psicopatía en el ámbito empresarial puede carecer también de algún tipo de empatía con la familia.

El caso es que este disparo en la psique de este tipo de empresario lo convierte en una máquina de ambición desmedida, envidia patológica, codicia sistémica y ansias enfermizas. El empresario psicópata es una persona muy egoísta y ególatra. Su sed de poder no tiene límites, y ante esto, es capaz de hacer casi cualquier cosa. Y en estados que se acercan al cien por cien de ese baremo que utilizamos anteriormente para parametrizar la dualidad entre empresa y vida (vida personal), son capaces de todo.

Una ruina familiar, por ejemplo, puede disparar en el empresario psicópata un plan de vida donde sin duda el papel de protagonista, el de actor secundario y también el de figurante es para él. Y solo para él. No duda en pisarle la cabeza a un socio, a un amigo, a un conocido o a un enemigo. Su curva afectiva es una línea recta que está por debajo del umbral de la decencia, la piedad, la suficiencia o la solidaridad. Es un sociópata al que lo único que le motiva es el dinero y el poder, no necesariamente por este orden, aunque generalmente en la mayoría de los casos, uno es consecuencia del otro.

No siempre el empresario psicópata ostenta el disparo genético innato de la protección a su cónyuge y a sus vástagos. En estados muy avanzados de psicopatía en el ámbito empresarial puede carecer también de algún tipo de empatía con la familia.

El objetivo de la definición más o menos exacta del empresario psicópata no es otro que intentar compartir mis vivencias con todos los empresarios decentes, que son la mayoría, para que intenten extirpar de sus vidas a este tipo de personajes.

Seguro que muchos de vosotros leyendo este artículo habéis localizado o padecido algo similar. Básicamente, un empresario es una buena persona, que intenta hacer la vida mejor para él y su familia, sus colaboradores y para la sociedad en la que vive. Si esto no es así, no se trata de un empresario, se trata de un especulador o un mercader hedonista, que en grado máximo puede convertirse en un empresario psicópata.