Desarrollo Transporte
vehículo eléctrico e intereses económicos

La relación entre el vehículo eléctrico y el sentido común

Artículo original de José Antonio Ferreira, sobre el vehículo eléctrico e intereses económicos, publicado en Economía Digital el domingo 23 de diciembre de 2018.

A nadie se le escapa y seguro que no aportaré ninguna novedad si digo que en gran medida estamos dominados por grandes lobbies económicos que dirigen los designios de la humanidad desde la sombra. Podría decirse que esto viene sucediendo desde el triunfo del capital, es decir, en las economías basadas en la libertad de comerciar los unos con los otros.

No es mi intención sembrar discordia entre los conceptos liberales, socialdemócratas, etcétera, donde cada uno de ellos proporciona una idea bastante diferente de lo que es el tan añorado Estado del bienestar.

Hace más de 40 años que comencé a instalar repetidores de radiocomunicaciones en Galicia.

En líneas generales y sin entrar en demasiados detalles, durante gran parte del siglo XIX y casi la totalidad del siglo XX, el mundo ha estado gobernado hacia los intereses de las empresas tabaqueras, a las que posteriormente se le unieron las empresas petroleras y todo el circo industrial que gira en torno a ellas.

Hace ya más de 30 años que comencé por mi querida Galicia a instalar por los montes repetidores de radiocomunicaciones del servicio móvil terrestre con objeto de prestar servicios de comunicaciones two-way radio a ayuntamientos, servicios de emergencias, empresas de transporte y un largo etcétera.

Eran los tiempos en que la telefonía celular no estaba y de momento tampoco se la esperaba. Entonces ocurrió que en uno de los montes donde era preceptiva la ubicación de uno de dichos repetidores para dar cobertura al sistema, no había la posibilidad de conectarse a la red eléctrica.

Me quedé sorprendido por el alto coste del tendido: casi dos millones de pesetas.

En este monte del coruñés municipio de Abegondo, la red eléctrica más próxima para poder conectarse estaba a más de cuatro kilómetros de distancia, lo que suponía un tremendo hándicap dado el alto coste del tendido: ni más ni menos que casi dos millones de pesetas, que en los años ochenta era una inversión muy importante.

Habida cuenta de que el consumo de la estación repetidora era bajo, se decidieron instalar dos placas solares de 120 por 60 centímetros, que aproximadamente nos proporcionaba una producción de unos 250 vatios, potencia algo escasa para cargar las baterías teniendo en cuenta que no siempre hay la luminosidad necesaria y suficiente.

Al sistema le añadimos una pequeña turbina aerogeneradora que nos proporcionaba otros 150 vatios y se complementaba muy bien con las placas.

Vehículo eléctrico e intereses económicos.

Sin entrar mucho en detalles técnicos y adelantando que el sistema funcionó perfectamente durante muchos años hasta que llegó el tendido eléctrico, la cuestión es que cuando recibí las placas solares y las estábamos preparando para su instalación, me fijé en una pegatina que tenía una frase en la parte trasera que rezaba: ‘Patented by Shell Oil. All rights reserved’.

En un primer momento no entendí nada pero luego, después de darle una vuelta a la cabeza me di cuenta de que lo que hacían las placas solares era generar energía y a eso era a lo que se dedicaban las petroleras que ya en los años ochenta e incluso antes veían a la energía fotovoltaica como una amenaza.

Los coches no son todavía eléctricos porque existen enormes intereses por parte de grandes lobbies empresariales, que no han facilitado y en muchos casos han entorpecido el resto de alternativas a los motores térmicos.

Casi todos los países que han hecho investigación y desarrollo sobre la manera de acumular la energía eléctrica son países que no producen petróleo y que dependen de terceros para generar la energía que lo mueve todo.

La acumulación de energía.

Seguramente la clave está justo ahí, en la acumulación de la energía, ya sea mediante baterías, haciendo uso de una pila de combustible o bombeando agua a las alturas en horas valle para luego tirarla en horas pico.

Los motores térmicos tienen los días contados, y esto ocurrirá simplemente porque la gente quiere que sea así. No es muy natural que vayamos por la calle aspirando toda la porquería  que sueltan los tubos de escape delante de nuestras narices.

Las baterías cada día durarán más, la energía cada día será más verde, y eso ocurrirá porque la gente quiere que ocurra y por el triunfo del sentido común.