Ser humano analógico, mundo digital
Artículo original de José Antonio Ferreira Dapía, empresario y tecnólogo, sobre el mundo digital y la adaptación del ser humano, publicado el 7 de septiembre de 2021 en El Progreso.
Los seres humanos somos analógicos, no digitales. Y esta es una cuestión que nunca debemos olvidar aquellos que nos dedicamos a la tecnología; que deberá, en cualquier caso, penetrar las barreras de nuestro entendimiento por nuestros cinco sentidos disponibles, y adaptarse a los parámetros de estos.
¿De qué sirve innovar con un teclado giratorio cuando ya nadie busca un móvil con teclado? ¿De qué sirve una pantalla pequeña cuando los usuarios demandan un mayor tamaño para consumir contenidos multimedia? ¿De qué sirve, en definitiva, ocupar el trono de las telecomunicaciones tantos años, como hicieron Nokia o Motorola, sin conocer el mercado?
UNA TRAYECTORIA ÚNICA.
Antes incluso de oír hablar de los móviles, en 1865, nacía Nokia, la gigante finlandesa que dominó el sector de las telecomunicaciones durante muchos años. En el momento de su nacimiento, creada como una empresa destinada al caucho y cableado, resultaba complicado imaginar que un siglo después sería líder en un sector que no existía.
En 1982 crean el que se considera el primer teléfono portátil, empezando la carrera del éxito en la historia de Nokia, el Mobira Talkman. Nokia se convirtió en el mayor fabricante mundial de teléfonos y se mantuvo en el trono durante 14 años. Crearon también el primer móvil capaz de enviar SMS, el Nokia 2110, algo que por aquel entonces no era tendencia.
Cuando ya había dejado huella en casi todos los rincones del mundo y parecía tener su puesto asegurado, llegó una nueva revolución frente a la que Nokia despertó demasiado tarde: los smartphones con pantallas táctiles. A pesar de su larga historia y esfuerzos, Nokia comenzó su tendencia a la baja con la llegada del iPhone, que apostó plenamente por lo táctil. Nokia fue cayendo año tras año, pasando de poseer casi la mitad del mercado a un tímido 3%.
LA COMPETICIÓN CON MOTOROLA QUE DESBANCÓ A AMBOS.
Antes de Apple, Nokia ya tenía a sus propios contrincantes en el sector. Motorola, una empresa venerable en el mercado de la telefonía móvil por ser una de las que ha aportado más tecnología a los móviles, suponía un eterno rival. Llegó entonces Apple y adelantó a ambos por la derecha. Motorola pasó de competir por el liderazgo del mercado a una carrera de supervivencia. Nokia y Motorola se movían pero a su ritmo, sin comprender qué demandaban los usuarios.
Motorola acabó por desestructurarse y Nokia pasó de las estrellas a estrellarse. Pese a que sus teléfonos eran fiables, con carcasas que menguaban con cada lanzamiento y baterías que duraban cada vez más, el futuro miraba a pantallas táctiles. Nokia no pudo igualar la experiencia de usuario brindada por otros. Las tremendas capacidades técnicas que tenía Nokia daban para más, pero ni el dinero ni la experiencia fueron suficientes.
Mirarse continuamente al ombligo como si este fuera el centro del universo. Despreciar a un competidor disruptivo riéndose de el. No escuchar a tus clientes y a tus potenciales usuarios. Son cuestiones que en caso de no ser tenidas en cuenta pueden acarrear consecuencias devastadoras.
En la tecnología, como en otros órdenes de la actividad empresarial, hay que tener:
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La inteligencia para observar constantemente el ecosistema científico tecnológico.
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La paciencia para escuchar a tus clientes.
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La diligencia a la hora de poner en marcha nuevas opciones.
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La humildad de reconocer tus propios errores.
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La capacidad de reinventarse las veces que haga falta manteniendo el espíritu propio de la compañía.
Todas estas características y algunas más fueron las que no tuvieron en cuenta tanto Motorola como Nokia. Nadie dice que sea fácil torear en el ecosistema tecnológico empresarial, pero la excelencia implica que los que sobrevivieron y los que pervivirán, de una o de otra manera, tendrán que aplacar algunas que otras tendencia suicidas.